martes, 26 de julio de 2011

El amante

Salen de ver “Midnight in Paris”, la última de Woody Allen, que para Rogelio es la película más snob del director. Sin embargo Susana cree que no, que allí está la verdadera esencia de ese genial autor.
—Si esa es la esencia —dice Rogelio— huele a mierda… o, peor, a pañal de viejo. Acordate que este año cumple 75.
—No seas así —retruca Susana, ya soltándole la mano y cruzando sus brazos de una manera aniñada—: El tipo hace lo que quiere, si no te gusta ahora y antes sí, bueno, debiste estar muy equivocado.
—Claro, puede ser, esta entonces viene a ser como la explicación a todas las anteriores, ¿no? —ahora Rogelio busca consuelo para su mano huérfana en el hombro de Susana, pero es igual que si la apoyara en la baranda de una escalera mecánica—. Mirá, si algo me pudre de este Woody (y me remonto a “Misterioso asesinato en Mannhatan”) es esa necesidad no solo de explicar el chiste, sino de recordarte de que su personaje lo está haciendo, todos sus alter egos cuelgan un cartel imaginario que dice “esto es un chiste, adelante, ría”.
—El único ego que veo es el tuyo, y menos mal que te me sentas al lado, Roge, porque si lo hicieras adelante no podría ver nada de tan inflado que lo tenés.
—Iba a contestarte con una guarangada, demasiado obvia, tal vez muy del Woody actual… Pero sé que me reiría solo, al contrario de recién ahí adentro de ese cine de mierda.
—Tenes razón, la única cara de culo era la tuya.
—Están todos equivocados, Susana, no pueden reírse de una película paisajista con diez o doce gags muy obvios…
—No me banco tu intolerancia, y no estoy bromeando.
—¡Mirá —grita Rogelio— yo puedo aceptar que pienso distinto, pero no voy a permitirte que me llames intolerante, bajo ningún concepto!