lunes, 18 de junio de 2012

Dream #9

Soy partidario de los sueños poco ortodoxos, de los sueños con finales abiertos, me dijo esta mañana mi perro, al despertar.

lunes, 28 de mayo de 2012

Supervivencia

Evidentemente la realidad sorprende, y puede pasar que un día cualquiera te levantes para ir a la oficina, como todos los días, pero esta vez con menos ganas, como todos los días, y en esa corrida antes del cierre del banco llegues exhausto, te detengas un minuto antes de poder avanzar en la fila de la caja y leas un anuncio de la propia entidad bancaria para sus clientes jubilados, informando que a partir de ahora deben acompañar un certificado de supervivencia, cada tres meses, para poder cobrar su jubilación. Si la vejez te acompañó, es necesario que ratifiques el hecho de estar vivo, que lo documentes por escrito, que el cajero al verte certifique que ese que está ahí parado tiene la suerte de seguir vivo... Y después, al volver a la oficina digerir las noticias como quien sorbe un café en la somnoliencia que da el despertar. Enterarse que en un puente de Miami los policias balearon a un hombre que se negaba a apartarse del cuerpo de otro hombre (ambos desnudos) al que le estaba comiendo literalmente la cara. Y que en Japón un chef (Mao Sugiyama) se cortó los testiculos y el pene y los congeló para luego servirlos, cocinados, a 20.000 yenes. La noche llega de repente, pero mañana habrá seguramente algo más apenas te despiertes y enciendas la radio para saber si ese día lloverá, si el tránsito está congestionado, o si hay paro de colectivos...

sábado, 28 de enero de 2012

Reencuentros

Nadie sabe como responder a un llamado de una ex después de un semestre de incomunicación, dice Damián.
Por eso uno se ataja, dice pelotudeces, y más todavía cuando el día anterior te dormiste con un exceso de alcohol impensable cuando la convivencia. Pero lo que me pudo, lo que me hizo seguir hablando fue -se yergue Damián, exhala, piensa pero no duda en seguir-: escucharla triste... Le dije una boludez que la puso mal, que le hizo temblar la voz, y no pude menos que pedirle disculpas, que tal vez el tiempo, la distancia, no servían para un buen comienzo de diálogo... Pero en el medio -insiste- no podía dejar de pensar en lo que me sucede ahora, en cuánto hubiera deseado recibir ese llamado un año atrás... pensar en una salida, pacífica, heroica y romántica, como en las películas de Leconte que mirábamos juntos... El paso del tiempo, el saber que ahora había algo nuevo que superaba lo anterior cargaba cualquier pensamiento de una nostalgia gris, un recuerdo imposible, la imposibilidad de revisar tantos errores.