Y sí, qué decir de un boliche, una discoteca un jueves a la noche, los cuerpos de pocos, insignificante número en relación a los viernes o sábados; pero hoy es noche de salsa, algunas parejas destacan por las volteretas, al punto de envidiar no marearse entre tanto circulo sinuoso y sensual, porque la rubia de apenas veinte, y la castaña de cuarenta, no dejan de despertar un interés cada vez más evidente...
De pronto aparece un vendedor, "el vendedor", de flores, que anima un paso de salsa, mientras dos jovenes con el corte de cabello recién estrenado desde el pelotón ríen estúpidamente; dos mujeres no dejan de mirar, pero es difícil animarse con tan poca gente, con la seguridad de tener que despertar mañana y dar respuestas a la rutina, so color de caer en morosidad.
Pero allí está la vida, claro, no importa que mañana se deba empezar como todos aquellos que no pueden decidir, que deben abrir los ojos antes de las 8, para que el día se presente tan igual al resto de los que caminan, también amaneciendo en el mismo horario... y tal vez en el mismo colectivo, la misma radio... Las mismas noticias, que caducarán al caer del día.
viernes, 28 de mayo de 2010
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Aprovecha, que nosotros, también caducamos.
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