lunes, 5 de agosto de 2024

Extraterrestres...

Por supuesto que todo fue un sueño.

El lugar era una especie de colonia de vacaciones mezclada con un All Inclusive bastante rudimentario. 

Había unos hombres raros que comencé a perseguir e investigar, y descubrí que se desintegraban lentamente una vez concluida su labor que era, lo sabría después, la reparación de al menos tres naves espaciales que deberían llevarlos de regreso a sus lugares de origen. Sé que le dije al líder, un calco de aquel sujeto con pelo largo que aparece en el film Critters:

— ¿Y ahora qué?

— Ahora nada, ya descubriste la nada.

Volví a la mesa familiar que celebraba la cena de fin de año y allí mi padre era Eduardo Aliverti, que me hacía alguna broma pesada desde atrás, antes de brindar por el año nuevo. 

Mi madre estaba en una silla al lado brindando también. Entonces mi padre, apenas terminábamos de brindar me llamó a una habitación contigua y me preguntó:

 Qué le pasa a esta que anda así...

No supe qué responder. Solo volví a esa otra sala y abracé a mi madre y, estúpidamente, comencé a llorar en silencio sin dejar de sujetarla. Y los demás (sé que había una hermana de ella por allí) observaban y celebraban emocionados ese encuentro y esas lágrimas. Lágrimas que no fueron sueño, que me despertaron para escribir esto.



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